top of page
  • Foto del escritorJuliana Galvan

ANIMATE A SOÑAR EN GRANDE

Un par de historias sin tiempo que merecen ser contadas para trasmitirte a vos un poco de mi y de lo que creo que todos somos capaces de hacer.


Isla Barú, Cartagena, Colombia

Hace algunos días estaba hablando con un chico que se contactó conmigo. Tiene la idea de venir a Italia a hacer su ciudadanía y sabe que estoy aquí. Aunque tiene una profesión me comentó que al principio pensaba trabajar de cualquier cosa. "Empezar de cero" y "hacerme de abajo", son algunas de las expresiones que usó. Esto tiene sentido, pues no podemos pretender llegar a un lugar y rápidamente trabajar de lo que queramos. ¿O si? ¡Vamos a analizarlo en este posteo!


2017: Montañita, Ecuador. Primer temporada como mesera. Me convencí a mi misma que debía trabajar en restaurantes sobre la playa. Advertí que donde los precios eran altos concurre gente de mucho dinero. Esto es conveniente para ganar más propina. No solo tenía muy poca experiencia en el rubro sino que prácticamente no hablaba en inglés. Sin embargo cumplí mi cometido. Puede juntar el dinero necesario para alquilar una casa. Entre tantas otras cosas. Pero lo más importante: aprendí que es lo importante siendo mesera. Bastante lejos de empezar de cero y hacerme de abajo.

Relacioné estas expresiones con el bien conocido "derecho de piso". Para quien no lo sepa, esto significa básicamente dejarte maltratar en un trabajo por ser nuevo.

2019: quinta temporada como mesera. Puta del Este, Uruguay.

Durante mi primer temporada laboral en Uruguay fui nueva en un restaurante situado en el puerto de Punta del Este. Era mi primer semana allí. Los trabajadores del lugar me dieron a entender que debía estar algún tiempo en la peor plaza del lugar. "Plaza" llamamos a la división de sectores donde cada mozo va a trabajar. Podía ver a mis compañeros ir y venir con mucho trabajo. Esto se traduce en propina de lo que se compone el 90% del salario de un mozo. Me miraban de reojo como yo permanecía parada, inmóvil, por la falta de mesas en el sector que me asignaron. El lugar tenia un hermoso deck afuera. Allí estaban las mejores plazas. El espacio de adentro era para nosotros los nuevos. Con los hermosos días de verano ningún comensal prefería este sitio. Una semana insistí al encargado de salón que me cambie de plaza. Alegando saber hacer el trabajo, pretendiendo que tan solo me deje demostrárselo. Tras sus negativas: un día de lluvia. Esto significó que todas las mesas de afuera, para no mojarse, entren a mi sector. No había demasiadas personas en ese momento. Sin embargo la gente que comenzaba a llegar entraba para no mojarse. Mi sector comenzó a ocuparse. Deje terminar a mis compañeros sus mesas y abría todas las nuevas a mi nombre. Los mozos que antes miraban de reojo, ese día estaban quietos, mirándome trabajar. Claramente podía con todo el trabajo pero uno de ellos se animó a decirme que me ayudaba. Respondí que podía sola y le agradecí. El tiempo pasaba, las mesas cambiaban y yo seguía trabajando. Era el primer día de varios que estaba haciendo la tan preciada y esperada propina. Al rato este mismo compañero, vamos a llamarlo Pedro, se acercó. Me indicó que íbamos a trabajar todos juntos en mi sector para poder repartir la propina entre todos. Su intención: que ningún mozo se vaya con las manos vacías. Lo miré, le dije que se ocupe de su sector y que a mis mesas no las toque. Algunos pensaran que debí tener consideración. Ellos hacia varias temporadas trabajaban allí y yo apenas empezaba. Me cuestione esto. En mi mente recordé que ninguno se había preocupado los días anteriores por mis manos vacías. ¿Solo podía salir de mi la intención de ayudar a mis compañeros? A Pedro mi respuesta no le agradó y sus malos modales continuaron toda la temporada. Para colmar su paciencia, luego de ese día mi encargado vio lo bien que me manejaba. Mi capacidad y mi insistencia por un mejor sector se tradujeron en darme la misma plaza que a Pedro. Alternábamos un día cada uno y como suelo pensar: la vida te pone en frente lo que tenés que trabajar de vos mismo, Pedrito. No tengo motivos para reprocharme mi accionar. Estaba allí para hacer dinero aunque a varios les costaba entenderlo.

La chica que salió de casa años antes nunca lo hubiera hecho.

Probablemente hubiese repartido la propina. Creyendo que se merecía menos que los demás la hubiesen pasado por arriba. Claro que la experiencia en gastronomía me dio mucho del manejo de estos lugares pero no fue eso. Abrió mis ojos reclamar lo que me merezco. Soy capaz de ir por lo que me proponga demostrando interés y esforzándome por conseguir lo que desee. A pesar de la mirada de los demás o sus creencias de lo que "debería hacer". No vengo de una familia con un apellido bonito. Aunque soy consiente de mis privilegio ya que nunca me falto la escuela, ni comida, ni ropa. No me dieron todo servido. Debido a esto mis planes a futuro estaban bastante condicionados, por mi misma claro. Pensaba que no serian para mi las cosas "extraordinarias" en las que podía llegar a soñar. Creía que había que ser de un lugar diferente al que nací, o tener mucha plata o verse físicamente de otra forma. ¿Cómo iba a conseguirlo? Nací en un barrio humilde, con padres trabajadores y no me veía como las chicas de revista.


2018: Isla Barú, Colombia.

Conocí una de estas "chicas de revista" en un hostel. Su nombre es Alexia.

Luego de unos días en la isla conocimos a unos chicos que nos invitaron a tomar algo a su casa. Allí tuve una conversación reveladora. Me parecía espectacular. Rubia de piel dorada y llena de tatuajes. Su cuerpo delgado y sus mechas californianas no la dejaban pasar desapercibida. Sin embargo más que su exterior me habían deslumbrado sus experiencias. Estuvimos un largo rato conversando. La llené de preguntas, entusiasmada. Me contó sobre sus viajes en India, Filipinas, Indonesia, Grecia y gran parte de Estados Unidos. Ganó mucho dinero en temporadas laborales en otros países. Éstas le dieron la posibilidad de viajar.

Mis ojos miraron el suelo cuando me preguntó:

- "Y tú tía? Que tal? Qué quieres hacer con tu vida?" -

No sabía que responder, no estaba segura y solté:

- "No se, creo que seguiré trabajando por aquí para poder conocer Brasil. Depende si consigo trabajo como mesera o no. Sino volveré a mi país."

Realmente creía en que eso era lo mejor a lo que podía aspirar. Mis ojos brillaron con su historia y se apagaron con mi creencia de no merecerlo.

Esa noche el clima era perfecto: cálido pero con una leve brisa. En el balcón del segundo piso de un hospedaje precario frente al mar caribe Alexia me iluminó. Hablamos durante horas con olas suaves sonando de fondo, y algunas cervezas. Olvidando si había alguien más me dio cuanto consejo sobre viajes y lugares para trabajar conocía en el mundo. Me explicó de todas las maneras posibles cómo es que yo podía hacer lo que ella había hecho e inclusive mucho más. Me hablo de una forma que nunca nadie lo había hecho en mi vida. Estaba frente a la realidad que realmente quería tener: vivir viajando. Antes nada me llenaba porque no era lo que realmente me interesaba y aun con el apoyo de mis amigos nada me convencía. En ese momento varias estructuras que tenía en mi vida empezaron a derrumbarse. Una de ellas los estereotipos. Creía que todo había sido fácil para Alexia por lo hegemónica que se veía. Me equivoqué; no me creía que además había un gran corazón. Aprendí lo importante que es no juzgar a las personas por su empaque pero sobre todo no juzgarme a mi. Todo se puede aprender. El mundo es un lugar mejor enseñándonos unos a otros. El mensaje de Alexia fue claro: aspira a más. Hoy estoy en Italia esperando por mi pasaporte europeo. Ahorre toda una temporada para esto y pude cumplir mi objetivo. Si hace algunos años atrás me contaban que estaría aquí hubiese reído incrédula. Claro que hubo muchas cosas en el medio. Una pandemia mundial me retuvo durante dos años en Buenos Aires. Mi ciudad natal es uno de los lugares donde más disfruto estar y del que más quiero escapar. Es tan fácil acomodarse en la zona de confort que si me quedo un rato más corro peligro de nunca poder salir. Hoy vivo viajando. Proyecto conocer muchas más personas como Alexia pero además quiero ser como ella. Además de abrirme los ojos me ayudo a abrir mi corazón para dejar entrar lo que me apasiona e ir por ello. Es por esto que hoy comparto todas mis experiencias. Para que sepas que vos también podés lograr lo que te propongas.

Hoy me atrevo a soñar en grande, tan grande como el mundo que tengo por recorrer.

Se lo debo a muchas personas. Sus palabras y acciones me ayudaron a estar más cerca de cumplir mis propios sueños. Gracias.

 

No dudes en escribirme, me encantaría saber cuales son tus sueños. Gracias por leerme. Hasta la próxima!

24 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Kommentare


bottom of page