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  • Foto del escritorJuliana Galvan

SALAR DE UYUNI

Mucho más que un salar. La magia de un lugar infravalorado.


Mi experiencia en el Salar de Uyuni comenzó bastante antes de llegar al pueblo de Uyuni. Crucé la frontera entre Argentina y Bolivia, La Quiaca - Villazón. Recuerdo que hacia mucho frío, el sol comenzaba a bajar y todavía no sabía donde iba a pasar la noche. Se veía de lejos que era extranjera. Mi aspecto físico es totalmente diferente al de las personas de esa zona. No me refiero solo a simple vista, también me lo hicieron sentir. Tampoco podía ocultar mi gran mochila viajera. Aun no sabia que la mitad de las cosas que cargaba jamás las usaría o terminaría regalando en el camino. Luego de pasar migraciones entré a una zona comercial. Vendían muchas cosas de electrónica y me anime a preguntar por el precio de un adaptador para cargar mi teléfono. Querían cobrarme un precio excesivo, además me habían dicho que Bolivia era aun más barato. Seguí caminando, me reconocí como turista y me incomodé. Camine un largo rato por un bulevar que me acercó a la estación donde, al otro día, tomaría el tren a Uyuni. Mi intención salir de ese opaco, gris lugar. Sus miradas penetrantes de ojos oscuros y redondos. Sus insinuaciones sexuales, sus miradas curiosas y su sorpresa por verme allí. Caminaba por un cruce fronterizo, sola, mujer, blanca y medio a la deriva casi sin el sol en compañía. A las 20 horas entre a un hotel humilde, modesto pero con una habitación para mi sola. Dentro había una pequeña y anticuada televisión. Funcionaban apenas dos o tres canales. Comí una fruta que cargaba y, no se si por la tensión que había pasado previamente, me dormí rápidamente hasta el otro día temprano. Sali apenas me levante a buscar un desayuno. Entré en un comedor de mesas grandes y redondas. Allí te sentas con personas que no conoces y comes lo que te traen a cambio de muy poco dinero. Luego busqué información sobre el tren que para mi sorpresa no pasaba hasta el medio día. Me quede en una parada de autobuses que estaba afuera de la estación con el único propósito de ver el tiempo pasar. Me recuerdo escribiendo en un cuaderno un poco de esto que les cuento. Mi eterna suerte de principiante me llevó a un lugar seguro. La posibilidad de estar ahora allí, agradecida de haber tenido un plato de comida y dinero para irme a otro lugar. El tren de Villazón tarda 6hs en llegar al pueblo de Uyuni. No es exactamente lo que se conoce como confortable pero cumple su función y el precio es más que accesible. Se hacía de noche en mi llegada al pueblo de Uyuni.

Cuando bajé del tren me di cuenta la diferencia sustancial que había con Villazón. Se mueven personas de diferentes lugares del mundo. Hay hostels, oficinas de turismo y promotores de restaurant, bares y hospedajes varios. Te persiguen cuadras intentando convencerte de elegir sus servicios. No caminé mucho hasta encontrar donde pasar la noche. Me propuse buscar el tour más conveniente para, al otro día, ir temprano a una de las mejores excursiones de mi vida. Esto sucedió en el 2017 y no tengo precios actualizados sobre los costos que manejan ahora. Estimo que al ser todavía un tour que no tiene demasiado marketing debe continuar siendo económico. Es fabuloso porque no va la gente masivamente. A mi luego de vivir esta experiencia me pareció un regalo. Yo fui en el mes de Agosto, con nieve en el suelo y las montañas. Si quieren ver el salar espejado por las lluvias recomiendan ir en Diciembre. Contraté la excursión en una de las tantas agencias de turismo. Allí me hicieron recomendaciones. Agua, protector solar con protección alta, pastilla para el mal de altura (si no te animas a mascar hojas de coca). Ropa tanto de abrigo como traje de baño para las aguas termales, toalla y gafas de sol. Una excursión a Uyuni durante tres días y dos noches. Incluye: chófer guía que siempre es el mismo y te traslada por todos lados en una camioneta 4x4, alojamiento y comida. Aparte cobran la entrada al Parque Nacional Averoa. Recomiendo llevar algo más de dinero por si te cobran algún baño, ducha o ingreso.

Tuve el agrado de compartir esta experiencia con 5 personas hermosas. Lewis Perez, puertorriqueño orgulloso que me contó de las desgracias de la colonización gringa en su país. Lo indignaba el costo de estudiar y la privatización de la salud. Las personas de clase obrera estaban en situaciones de desamparo total. Hoy hace carrera política y me alegra que así sea. Un chileno y una chilena, amigos, fotógrafos que eran sentenciados a parecer pareja para quien los veía juntos. Conservaban una amistad cómplice y ciertamente feliz de presenciar. Dos uruguayas treintañeras. Tuvieron la mala suerte de hablar del comunismo de Mujica en su país. Preocupadas por el asistencialismo social "perjudicial" para la clase trabajadora. Asumían que éstos eran costeados con sus ingresos. Discurso bastante del vulgar en los países latinoamericanos. Solemos escucharlos de quien copia y pega sin la delicadeza de siquiera cambiar el formato. Para mi éste relato sacado de contexto fue insertado como un gen maligno. Reflejo de la meritocracia que tapa los privilegios de clase. Para su sorpresa se me ocurrió preguntarle a nuestro guía, boliviano, cómo había llegado hasta allí. Su respuesta dijo mucho más de lo que podría haber explicado de historia latinoamericana. Conciencia de clase, privilegios y políticas públicas. Aún con cinco años de estudio en la facultad de derecho de Buenos Aires. La realidad, cruda, sin más. Alejandro, el guía que había crecido en una familia de 11 hermanos. Nos relataba como salía a robar comida para darle de comer a los más chicos. Más que pobres eran marginales. Los vecinos tenían las gallinas al alcance. Totalmente irresistibles para una panza que tiene hambre y soledad, mucha soledad. Se sintió un tanto avergonzado y se justifico que no era ladrón, que no tenía otra opción. Nos comentó que muchos de sus hermanos no tuvieron la misma suerte que él. Luego de muchos años de trabajar en las minas tuvo la posibilidad de comprar su camioneta y salir de allí. Se le consumía la vida y la paga era mala, nunca suficiente para estar dejando la piel y los huesos. Le pregunté, como quien no quiere la cosa, si consideraba que el destino de sus hermanos y su memoria de chico hubiese sido más amena si el Estado hubiese ayudado a su familia. Me dijo que si, que a él le causo mucho dolor sentirse desamparado. Su cuerpo le pesa por todo el sacrificio que tuvo que hacer para tener hoy lo que tiene, lo que agradece a Dios. Me explico ahora que cada persona o historia que te cruzas intenta enseñarte algo. Quizás muchos que estudiamos ciencias sociales podemos analizar. Claro desde un banco, con un libro de historia, desde la comodidad de nuestro hogar. El viaje te enseña en este caso que nadie esta determinado por el lugar donde nace. El viaje te enseña desde la experiencia. A costa de mucho dolor y valentía Alejandro cambio su destino. Espero nuestros privilegios no nos tapen para la empatía que creo necesaria para salir a flote como comunidad latina. Esta soy yo, con una de las uruguayas y Alejandro.



Primer día.

Nos buscó Alejandro con su camioneta por el pueblo de Uyuni. Lo esperábamos en la puerta de la oficina de turismo. Quince minutos de camino te llevan a la primer parada. El "cementerio de trenes", oxidados muy antiguos. Acto seguido el gran Salar. Vistas alucinantes, 12000 km2 de desierto de sal, un monumento de sal al Dakar y un conjunto de banderas de diferentes paises. En el Salar hicimos las típicas fotos con perspectiva. El paisaje blanco te hace sentir en el mismo cielo.

Foto con perspectiva en el Salar de Uyuni

Allí mismo encontrás la Isla Incahuasi. Formada por rocas de origen volcánico, repleta de cactus gigantes y a 3680 m. sobre el nivel del mar. Podes pagar para subir a lo alto o simplemente rodearla.


Isla Incahuasi - Uruguay, Argentina y Puerto Rico.

Luego nos dirigimos a Tanil. Una laguna que con el caer de la tarde podes ver sus diferentes tonos rosados. La montañas de fondo con sus picos nevados completan el paisaje. Pasamos la primer noche en un alojamiento básico. Baño compartido y sin calefacción. Luego de una ducha caliente dormimos abrigados con muchos acolchados. Las habitaciones no tienen enchufes por lo que podes usar los que están en el comedor.

La mañana siguiente conocimos Chiguana. Un salar entre volcanes. El volcán Ollague (aún activo) a 5.600 m. sobre el nivel del mar. Paramos en un paisaje de rocas coloradas muy altas, bastante llamativas:


La laguna Canapa.

Laguna Canapa

Proveniente de aguas subterráneas. Por su calidez se pueden ver hermosos flamencos de diferentes especies todo el año. La laguna Hedionda como su nombre indica tiene un olor a azufre bastante desagradable. Sin embargo el reflejo sobre el agua es alucinante. "La naturaleza se refleja a si misma sobre el agua como el ser humano en sus acciones".


La siguiente laguna, llamada laguna Honda posee un color azul clarito particular. En las aguas habitan diferentes variedades de algas. Por éstas se generan diversos colores de lagunas. Pudimos ver el árbol de piedra en el desierto las Pampas del Siloé. Se encuentra a la entrada de la Reserva Nacional Eduardo Avaroa. Previo pagar la entrada al mismo. Recomiendo guardar el ticket para el día siguiente. Por ultimo el mejor escenario nunca antes visto: la laguna Colorada. Su inmensidad de color rojo con flamencos rosados te enamoran y no podes parar de mirarla.


Laguna Colorada

Al final de ese día descansamos en el Hotel de Sal. Comimos un guiso reparador del frio de todo el día, acompañado de vino tinto. Los niños del lugar nos deleitaron con sus voces infantiles para luego pasar la gorra. Esa noche salí a mirar las estrellas. Enloquecí al verlas brillar en la noche oscura, tan gigantes que te hacen sentir diminuto.

El último día madrugas para ver los géiseres. Un tipo especial de fuente hidrotermal que emite periódicamente una columna de agua caliente y vapor al aire. Miden hasta 70 metros de alto y tienen olor a azufre. Luego de apreciarlos, aun de noche, te llevan a las Agua termales de Polques. Dos piscinas, una a 30 grados y la otra a 38, en el medio de la montaña y rodeado de otras tantas. Cuando el sol empieza a salir el paisaje es increíble pero el frio traspasa los huesos. Recuerdo que Alejandro me prestó otra campera y que me recomendó meterme a las termas. Debo confesar que con el frio que hacia lo dudé bastante . Cuando me dijo "confía en lo que te digo, luego vas a sentirte mejor", no tuve más que creer en el experto. Vale la pena decir que él también se metió con nosotros.

La sensación de placer al entrar a las aguas termales no puedo explicarla con palabras. La temperatura por fuera era bajo cero y parecía no importar. Al salir me cambie lo más rápido que pude en los vestuarios. Cuando me puse todo el abrigo que tenía empecé a sudar. Mi cuerpo estaba a la temperatura de las termas. Con un solo abrigo fue más que suficiente. Agradecí a Alejandro su recomendación.


Nos dirigimos a la laguna blanca.

La observan de frente dos inmensos volcanes. Esta es la última parada antes de llegar a la frontera con Chile para ir a San Pedro de Atacama. Allí despedimos a nuestros amigos chilenos. Nos comentaron que el ticket de la minivan para volver a Chile lo compras en la agencia de turismo. Puede ser la misma donde comprás el tour del Salar de Uyuni. Yo decidí volver, pues mi viaje continuaba hacia el norte de Bolivia para luego ir a Perú.


Iniciamos la vuelta de 7 horas hacia Uyuni.

Previo pasamos por el mirador de la laguna de Capina en el desierto de Dalí. El paisaje se vuelve más verde, de menos altura y el desierto queda atrás.


Intento dejar en evidencia la cantidad de paradas alucinantes que este lugar tiene para ofrecerte. La relación precio calidad es optima. La comida durante toda la excursión fue buenísima. La sabiduría de nuestro guía oriundo de allí nos hizo sentir parte del lugar. Realmente recomiendo que lo hagan al menos una vez en la vida y espero que me manden fotos para entonces.

 

Gracias por leerme. Contas con la posibilidad de escribirme también. Hasta la próxima!



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